Los hombres y mujeres que se dedican a la chismeografía causan: Amargura, dificultades, ira que dejan heridas en amistades, familias y uno de los fines de estas personas es beneficiarse destruyendo a otros y cuando son confrontrados niegan las acusaciones escudándose en mentiras y racionalismos.
El libro de Proberbios es contundente al referirse a los chismosos que han terminado con la relación de familias y amistades al hacer hincapié en que "El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos".
Quienes hacen del chisme una forma de vida tienen que guardar sus lenguas para no seguir arruinando vidas y evitar cometer ilícitos.
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