Tenía más de cinco meses de no salir a un lugar que superara las dos cuadras de donde vivo a realizar diligencias personales o mandados, está vez fui a oficinas ubicadas en el bulevar Centro América de Tegucigalpa, Honduras, la primera salida fue el pasado diez de septiembre y la segunda fue lunes 21 porque no hubo forma de delegar a alguién para que fuera a una institución a recoger un documento.
Las dos ocasiones fui bien atendido en la misma oficina con todas las medidas de bioseguridad y con un orden que me hizo recordar otras culturas, contrario cuando fui otra oficina del sistema bancario donde se escuchaba el murmullo de los clientes, mientras unos contaban sus historias otros no guardaban la distancia. Muchos se incomodan porque mientras unos ponen en práctica las medidas de prevención la mayoría no lo hace y hay que enojarse porque esto es por causa de educación.
Al salir en las dos ocasiones intento estar tranquilo pero otras veces voy de prisa que tengo que regresar porque olvidé algún artículo y que un empleado corrió a entregarlo. Siempre hay gente buena que está atenta a cumplir con su trabajo y esto lo compromete a regresar por esos gestos que dan prestigio a las instituciones.
Les suplico que los que salen de sus casas utilicen mascarilla y no las anden de adorno, porque de que sirve si unos cumplen con las medidas de prevención y otros andan en otro mundo, no hay que recordarles porque mucha población anda tensa y al menor reclamo le sale con una serie de epítetos fuera de control.
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