De lunes a viernes en la aldea del Achotal se transporta en una briosa mula recorriendo aproximadamente un kilómetro para cumplir con su deber. Así como están en primera línea como los empleados de salud de Honduras durante la pandemia mundial del coronavirus haciendo milagros salvando vidas, esta educadora lo hace dando clases mientras muchos de sus colegas algunos están de vacaciones.
Los primeros días cuando llegó el coronavirus fueron difíciles debido a las medidas de prevención que impuso el gobierno y no ejerció el trabajo como mentora. Pero días después reinició la responsabilidad con los cinco grados de educación primaria a su cargo en la escuela Luz y Vida.
Durante nueve años ha llevado el pan de saber a muchos niños, y es parte del proyecto Programa Hondureño de Educación Comunitaria - Proheco - creado en 1998 para mejorar la educación en Honduras.
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