sábado, 3 de agosto de 2019

EN SEGUNDOS FIN A UN MATRIMONIO FELIZ. (1).

Rosa Elia Flores Figueroa.
Entre lágrimas, soyozos, reclamos, gritos, enfados, muchas preguntas como: porqué a nosotros nos pasa esto tan difícil? y tristezas, han transcurrido varias semanas del deceso de mi esposa y guardo vivo cada uno de los recuerdos: iniciando cuando un viernes por la mañana del ocho de julio de 1984 donde de invitados sólo eran los testigos en una sencilla ceremonia pero con mucho amor me unía en matrimonio a la joven ROSA ELLA FLORES FIGUEROA la mujer que Dios me eligió, acto celebrado en el edificio principal de alcaldía de Tegucigalpa, Honduras; desde el inicio fue mi esposa y novia siempre salimos juntos a todos lados, luego de vivir momentos difíciles, la mayoría fueron fantásticos. 
Cada día nos emocionábamos porque así como otras veces saldríamos al exterior, no porque tenemos dinero, hacía una semana habíamos llegado a este municipio para preparar un viaje al exterior porque los tickets nos los había regalado un familiar para que conociéramos la ciudad donde nunca se duerme - Nueva York, y al día siguiente (que era un lunes) regresaríamos en horas de la madrugada a Tegucigalpa para preparar el viaje al exterior pero todo cambió. 
Cuando vivíamos una  de las mejores etapas como pareja, en segundos todo cambió cuando caía una pertinaz lluvia la noche del domingo nueve (9) de junio de 2019 a 29 días de cumplir 36 años de vida conyugal, mi esposa se desplomó y dijo "Neyo (cómo asi me llaman en la familia derivado del nombre de Reinerio) me siento mal parece que es la presión" en esas momentos fui testigo de horas de angustia e impotencia que se volvían eternas corriendo de un lado para otro, marcando números telefónicos que no respondían y preparando remedios caseros mientras llegaba un médico para que salvara a la madre de mis hijos, todo resultaba inútil y abrigaba  la esperanza de que al llegar a una clínica o hospital para que cambiará ésta triste historia, subirla rastras a una mototaxi y llevarla al un médico general de comunidad que actuó como con responsabilidad un trajador de la salud y la respuesta fue siguiente: "el corazón no responde y lo único que puedo aplicarle es oxígeno y hay trasladarla lo más pronto a un hospital", corriendo a buscar una ambulancia para trasladarla a la ciudad de Yoro, el vehículo arrancó ese espacio de tiempo se volvía interminable, y al llegar al hospital en medio de médicos, enfermeras, familiares y aparatos que corrían de un lugar a otro, resultó lo inesperado mi doña Rosa Elia murió.
Los Ángeles me fueron apareciendo como por arte de magia en esta inesperada emergencia y ahora me sigo preguntando de dónde salieron y ellos me ayudaron a resolver cada uno de los problemas que surgieron del deceso de mi adorada esposa. 
Dios fue quien me la designó como mi esposa y novia y él se encargó de llevársela al cielo, es un momento difícil que ha destrozado mi vida que sólo el tiempo sabrá cómo y cuándo lo superaré y lo seguro es que estoy en busca de apoyo de familiares, amigos o expertos para ver si es posible rehacer mi vida. 
Al día siguiente del deceso - lunes diez de junio la noche del velatorio fue una mar de gente de todas las edades quienes llegaron a apoyarme en una situación inesperada en casa de la familia Flores Figueroa en el barrio Las Acacias y lo mismo pasó con mucho público que se unió al recorrido por la calle principal del municipio de Victoria departamento de Yoro, Honduras, acompañando el féretro donde iba el cuerpo de mi compañera, mi confidente, mi amiga, mi novia, mi incodicional, rumbo al cementerio la tarde del martes 11 de junio poniendo fin a una etapa de un matrimonio maravilloso.
Quiero a quien o quienes pedirles disculpas  del caso porque en estos momentos me hace feliz narrales las virtudes de mi esposa y acto seguido se me quebranta la voz porque ya no la tengo a mi lado, mientras este período difícil vivo intentaré superar este trago amargo que no se cómo lo asimilaré y tampoco desconozco como y cuándo iniciaré una nueva etapa sólo se que no es fácil. 
Todavía me sigo preguntando de donde saqué tantas fuerzas cuando durante estas horas de angustia y desesperación cuando enfermó y murió mi compañera realicé con sabiduría todas las diligencias, confieso que antes cuando ella (Rosa Elia Flores Figueroa) se enfermaba por una situación mínima Yo también me desesperaba y me enfermaba de la presión, en más de una ocasión la llevé al doctor y cuando ella regresaba, había que regresar de nuevo a la clínica porque ahora era Yo quien tenía problemas de la presión.
Les invito a que lean mi próximo artículo sobre esta historia que es el reconocimiento a mi esposa que me enseñó muchas cosas que nos condujeron a la felicidad conyugal y lograr metas que parecían inalcanzables.

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