Cuando menos lo esperaba la mañana del domingo cuatro de mayo del 2014, salí del lugar de mi residencia en Victoria, Yoro, rumbo a la capital Tegucigalpa.
No me quedó otra opción que hacer uso del transporte y a las 6:00 am salí rumbo a la Terminal de Transporte, donde fui atendido por varios cobradores o ayudantes de varias unidades que esperaban pasajeros para llevarlos a diferentes destinos.
Ahora para los que
residen en el municipio de Victoria, Yoro y quieren viajar a diferentes
regiones de Honduras, cuentan con muchas opciones.
Hay una oferta amplia
para transportarte de esta comunidad, primero quienes tienen su vehículo o
utilizando las rutas de transporte tradicionales.
Empezando por las
que viajan a la ciudad de Tegucigalpa, a la ciudad de San Pedro Sula, a la
ciudades de El Progreso y la ciudad de Yoro.
Para ir a la
ciudad de Tegucigalpa, no hay donde escoger y tengo que abordar el bus de la
empresa Anthony, que a las 7:00 am arranca.
Aquí no hay
ninguna oficina para comprar el tiquet, solo hay que subir y escoger el siento
que mejor le parezca para ir cómodo, y para tener seguro su puesto solo hay que
dejar una maleta, y se puede regresar a su residencia a traer las demás
maletas. Hasta ahora contamos con seguridad y no ingresan vendedores
ambulantes.
Enfrente de esta
improvisada Terminal, hay una Caseta donde se puede tomar un café o un desayuno
rápido u otra golosina para calmar el hambre. Los clientes permanentes son
motoristas y ayudantes.
A las 6:45 arranca
el bus de la Terminal hace un recorrido por Plaza principal de este municipio
recogiendo pasajeros que viajan a la capital Tegucigalpa, y a las 7:00 am
inicia un trayecto que dura cinco horas.
Particularmente me
agrada viajar en bus, porque te enteras de muchas cosas y conoces varias
comunidades en este trayecto, pero también eres testigo de experiencias, que
van desde que un pasajero lleva como equipaje un pero, una gallina, un perico,
un gato u otra mascota.
Y si no estás
acostumbrado a ver personas arrojando, pues la experiencia no es nada
agradable, en esta ocasión los cobradores están pendientes para proporcionar
bolsas plásticas para quienes se marean y arrojan.
En otras ocasiones
fui testigos de los fuertes aromas provenientes de que un menor no aguantó
llegar al comedor cercano se hizo pupú. Así mismo eres testigo de olores producto
de otros factores.
Aquí no se lleva
un control de quienes viajan, no se toman fotos a los pasajeros, porque aún hay
seguridad, y cuando hay asaltos es por bandas que ahora están siendo capturadas
por la policía.
El ayudante un
joven delgado, cabello musuco o enrulado, va de un lado a otro ubicando a los
pasajeros, el mismo ayudante se sienta en la silla del motorista y es el mismo
que va conduciendo el bus.
El bus no tiene
aire acondicionado, en su lugar van abiertas todas las ventanas. Mientras no se
enciende la radio, algunos viajeros inician entretenidas conversaciones, otros
se acomodan y se duermen. Otros van saboreando ricos alimentos típicos.
Llegamos a las
cercanías de la comunidad de Las Delicias, San José del Potrero del
departamento de Comayagua, de pronto sube el motorista que manejara esta unidad
de transporte y da instrucciones al ayudante que programe una película.
Como por arte de
magia, quienes iban platicando, quienes iban dormidos, les cautiva la película.
Buen sonido y una excelente pantalla.
No le di
importancia, pero me sorprendí como esta unidad se convirtió en una
sala de cine. Risas, comentarios se apoderaron de los viajeros. Realmente quede
impresionado, luego de muchos años viajando, primera vez que soy testigo de tan
espectacular detalle.
La película era en
idioma español y fue filmada en África, animales como jirafas, monos,
elefantes, culebras, leones, son los actores principales. La película finaliza minutos antes de llegar
la provincia de Siria.
Llego a la
comunidad de Minas de Oro, departamento de Comayagua, donde me entero que ya no
existe la atractiva calle empedrada sino que ahora esta pavimentada, ya no es
aquella provincia de movimiento comercial de antaño.
El trayecto sigue
con toda normalidad hasta que llegamos a un comedor que está ubicado en la comunidad
de Siria, donde motoristas y cobradores de las unidades de transporte son atendidos
de una una manera espacial por propietarios y empleados.
El ambiente cambia
cuando se llega a las proximidades de la ciudad de Talanga, donde varios
vendedores ambulantes ingresan a la unidad de Transporte ofreciendo: golosinas,
pizza, elotes, rosquillas, y los productos de la
temporada.
Quienes viajan y
han consumido líquidos, escucho el murmullo de los deseos de orinar, para ello
tienen que hacer un sacrificio y evacuar la necesidad hasta llegar a sus
hogares y descargar la vejiga.
Si al iniciar este
trayecto se uno se ubica cerca de las ventanas del bus disfruta de los paisajes,
de la tupida vegetación, de extensas labranzas de plantaciones de maíz y
frijoles, y hatos de ganado.
Esta vez por un
benigno clima cinco horas y media del recorrido se hicieron cortas, hasta que
llegamos a la ciudad de Tegucigalpa. Para mi es toda una aventura cada uno de
los viajes que hago en unidades de Transporte.
Hasta la próxima les
contare otras de las experiencias cuando de nuevo utilice éste servicio de
Transporte, que me trasladó de Victoria, Yoro hasta la ciudad de Tegucigalpa, capital de
Honduras, donde la imnovaciónm fue ver en una pantalla grande una pelicula
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