Todos los 14 de febrero, millones de parejas por todo el mundo se regalan flores, regalos y se juran amor eterno. El origen de esta celebración no está del todo claro, pero en España, su impulsor, a mediados del siglo XX, fue el dueño de Galerías Preciados.
Su iniciativa tuvo tanto éxito que se convirtió en una tradición, pero parece que San Valentín fue un santo real.
Durante el siglo III, el cristianismo comenzó a extenderse por todo el Imperio Romano y a convertirse en una religión importante, algo que preocupaba al emperador Marco Aurelio Claudio, en el poder desde el año 268 y al que se le conoce como Claudio II el Gótico.
Perdón, el emperador no era el anterior, es el de esta foto... Durante su mandato promulgó una ley que prohibía a los jóvenes casarse para evitar distracciones y que pudieran alistarse en el ejército, pero un joven sacerdote, llamado Valentín, no estaba de acuerdo con esa ley.
Durante su cautiverio, el oficial que lo custodiaba le pidió un milagro que le demostrara realmente el poder de aquel Dios cristiano: devolverle la vista a su hija ciega.
Valentín obró el milagro devolviéndole la vista a la joven, motivo por el cual el oficial y su familia se convirtieron al cristianismo. Pero a pesar del milagro, Valentín fue lapidado y decapitado el 14 de febrero del año 269.
Conocedor de esta historia, en el año 494, el Papa Gelasio I declaró el 14 de febrero, el día de San Valentín, y su tumba, a las afueras de Roma, se convirtió en lugar de peregrinaje.
En 1969 San Valentín era eliminado del calendario católico, ya que la iglesia tenía dudas sobre el origen pagano de su historia, por lo que el 14 de febrero pasó a ser una fecha con santo, pero sin celebración.
Hasta que el consumismo decidió que sería el día perfecto para gastar dinero celebrando el amor.
En la actualidad, en la Basílica de Santa María in Cosmedin de Roma, se exhibe un cráneo descubierto en el siglo XIX, del cual se afirma que es el de San Valentín, por lo que, como no podía ser de otra forma, es venerado besando con amor la urna de cristal en la que se encuentra.
Sea real o no, la historia de San Valentín nos deja una importante e inolvidable enseñanza: celebremos el amor, no solo un día, sino todos los de nuestra vida. (Cortesía de redes sociales).
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