"Iba en un vuelo de la Ciudad de México a Guadalajara, que es un vuelo corto, y subió una señora con un niño como de dos años. Y al niño le caí simpático y se vino todo el viaje jugando conmigo.
Cuando llegamos al aeropuerto en Guadalajara, la Señora me dijo:
-Señor Cabral, ese niño que venía jugando con usted es mi hijo.
-¡Ah mucho gusto!…
-¿Sabe cómo se llama?
-No, Señora.
-Facundo.
Y, carajo, yo me preocupé; primero, porque uno anduvo por tantos lados, claro y no sabés, aunque uno ha sido cuidadoso, pero nunca sabés cómo es esto, pero me lo dijo de una manera; además me acordaría de su cara, uno nunca se olvida de una mujer que amaste.
Y sí, yo no conocía a esa mujer, entonces me tranquilicé.
Y le digo: ¿a qué debo el honor, señora, que usted le puso a su hijo mi nombre?
Me dijo: porque yo iba a abortar, pero apareció usted la noche anterior al aborto, apareció usted en un programa con Verónica Castro y le escuché hablar del mundo, del privilegio de estar en este mundo, y me dije: ¿cómo le voy a hacer perder esta fiesta a mi hijo? Y decidí que naciera. Y por eso le puse su nombre.
Pensé: caramba, ahora sé por qué canto; cantás para devolver parte de la vida que te dieron; cantás para despertar el fervor por la vida; cantás para contagiar la felicidad de estar vivo, en las circunstancias que fuere, hasta en prisión; estás vivo, y estar vivo siempre es la gran posibilidad.
Si estás vivo, están todas las posibilidades siempre" ¡Sí Señor!”
-Facundo Cabral, cantautor y poeta argentino.
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