Como de costumbre "Katraca" madrugó a ponerle los peleros a su inseparable compañera y acto le colocó el aparejo a la burra y salió de su casa ubicada en el barrio Suyapa a las cinco de la mañana rumbo a un cerro ubicado en los alrededores del municipio de Victoria departamento de Yoro propiedad del pediatra Guillermo Oviedo Padilla, a traer leña y estaría de regreso luego de tres horas situación que convirtieron en una eternidad.
Banegas Figueroa es mayor de 12 hermanos del hogar formado por Guillerma Figueroa y Adrián Banegas ambos fallecidos, en su niñez su padre lo levantaba a las tres de la mañana para que le acompañará a sus actividades agrícolas.
Llegó al lugar donde cortaría la leña y está vez no caminaría mucho porque en dicho lugar había quedado un predio limpio producto de la quema y miró dos varas gruesas y bastaría con una para completar el viaje y cargaría su inseparable compañera una burra, y regresaría temprano donde su amada esposa "Chita".
Tomó una vara gruesa y se la puso en su hombro y en instante ocurrió lo inesperado, al regresar al lugar donde había amarrado el asno se perdió - caminaba y caminaba y no llegaba al lugar donde estaba la burra.
En el trayecto iba mirando casas limpias, bien construidas con techo de zinc, las horas transcurrían caminaba, caminaba y caminaba y no llegaba a su destino.
La desesperación aumentaba, en el trayecto los deseos de beber agua se hacían presentes y las fuentes de agua escasearon. A las cuatro de la tarde un alito de esperanza apareció cuando encontró una laguna en una propiedad de Andrés Cubas. Las aguas estaban sucias y eso no fue obstáculo para beber varios sorbos.
La mayoría en este municipio coinciden que se perdió por malos espíritus que se posesionaron, hace unos años su hermano Rubén "Camajan" Banegas Figueroa lo mismo ocurrió en el camino que conduce a la aldea del Lomas del Jicaro.
Estaba cerca de la aldea de Las Lomas del Jicaro, en ese instante encontró un camino y a lo lejos escuchó una moto, le gritó al conductor y éste no le escuchó. Continuó por la vereda y fue cuando encontró a un señor de apellido Bautista.
"Que haces aquí" le preguntó Bautista.
"No jodas ando perdido" respondió un débil José "Katraca" Banegas.
Bautista le reiteró "Esperame aquí, ya te voy a venir a traer".
Banegas José, se sentó en el suelo y en ese instante se le paralizaron sus piernas, tragaba con dificultad y no podía hablar.
Luego llegaron familiares a recogerlo, no podía caminar y no hablaba.
En casa le dieron medicamentos, incluyendo agua bendita para ausentar los malos espíritos.
"Dormí toda la noche y pasaron varios días para recuperar el habla. Lo repito mientras estuve perdido no escuché voces, tampoco me encontré con personas", concluyó José "Katraca" Banegas.
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