
Muchos la consideran loca porque asegura que evita el coronavirus con un tratamiento que solo vale 100 lempiras. Ella responde que está lúcida y que su fórmula -a base de sal, alcohol, vinagre y cloro- sigue salvando a miles de hondureños. De hecho, durante la entrevista, su celular no paraba de sonar de parte de pacientes buscando ayuda. Otros ponen en duda su praxis, pero es la colegiada número 4692 con dos maestrías y 139 diplomas, entre ellos, uno del Ministerio de Salud, por no dejar morir a un tan solo paciente como jefa del Programa de Dengue en el Centro de Salud de Las Crucitas de Comayagüela. Hija de padre italiano y madre hondureña, la doctora Francisca Randazzo presenta hoy a la comunidad científica hondureña los resultados de sus propias investigaciones y rebate la eficiacia de la vacuna, que en estos momentos abraza el mundo con mucha esperanza.

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