domingo, 31 de enero de 2021

49 AÑOS SE CUMPLEN DE PARTIR CON UNA CAJA DE CARTÓN LLENA DE ILUSIONES.


Fue la tarde de un lunes 31 de enero de 1972 abordé un avión de la desaparecida línea aérea Tan Sahsa con una caja de cartón (porque que no habían las modernas maletas) llena de sueños con ganas de demostrar a mi mamá María Victoria Díaz Sandoval (92) que no sería en vano el sacrificio que en ese tiempo hizo fabricando vestidos, lavando ropa, aplanchando ropa, realizando labores que posieron en riesgo su salud.

No pretendo martirizarme eso lo saben quienes conocen la historia de mi vida, vestía el uniforme de mi escuela Florencio G. Molina porque no había otra ropa disponible. Enmedio de un grupo de gente que despedía a un grupo de estudiantes subí las pequeñas escaleras y a los pocos minutos del vuelo llegó uno de los peores momentos las náuseas hicieron presa fácil y quien me acompaña me dió una bolsa para que no derramara los líquidos. Fue un vuelo donde la mayoría eran estudiantes que por el hecho de serlo nos daban un descuento del cincuenta por ciento o sea el ticket costaba siete Lempiras (Lps. 07.50)

Los pilotos que conducen la aeronave lo hacen con frecuencia que se volvieron expertos en detectar con cualquier sonido que es lo que está fallando, o sea como dicen los entendidos en aviación "no están oxidados", en lugar de una aeromosa la actividad lo hace un señor que se encarga de acomodar los viajeros, maletas y encomiendas. 

En 45 minutos soy testigo al ver por la ventana del avión de cómo luce Tegucigalpa en la noche, quedé sorprendido porque nunca había visto tantas luces desde lo alto es un espectáculo. Cuando el avión aterriza en el aeropuerto Toncontin me sorprendo cuando escucho que la mayoría aplaude y desconozco porque lo hacen. Estoy por primera vez en la capital de Honduras Tegucigalpa.  

Será que la fecha 31 es una fecha de buenas noticias? porque es la fecha en que Dios me trajo al mundo, una fecha en que mi niña nació o el lunes de un mes de enero en que inicié mi aventura ante la bendición de Dios. 

Han transcurrido varias décadas y ahora cumpliré un par de meses cuidando a quien me dió la vida aprendiendo los cuidados de personas de la tercera edad, mientras la vida continúa nunca es tarde para compartir con mi mamá, ella espera pacientemente a quienes les dió los mejores años, más tarde que temprano llegue ese instante para retribuirle lo poco ante lo ilimitado que dio con amor.  Yo con metas cumplidas sigo soñando que me mantienen ocupado, en ese momento de reflexión de forma inesperada doña María Victoria Díaz Sandoval pregunta: cuánto te vaz mijo? De inmediato le contesto "aún no sé pero mañana no me voy",  mi mamá se puso de pie y como un niño exclamó "gracias a Dios" y aplaudió cuando le dije que aún no viajaba a la capital.

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