miércoles, 30 de diciembre de 2020

EL AÑO DE LA PANDEMIA COVID-19 Y LOS FENÓMENOS ETA Y IOTA.

Cuando menos lo pensé me llevaron e inicié el año 2020 en la ciudad de Gijón, Asturias España y las buenas noticias continuaron al conocer la impresionante ciudad de Milán dónde en vivo y a todo color sentado en una butaca en el estadio San Siro precencié el regreso de la estrella Slatan Ibrahimovich al legendario AC Milán, y  seguí el recorrido por lugares históricos de Europa conocido también como El Primer Mundo.

Fueron cuatro semanas de ensueños que nunca imaginé vivir en compañía de Darwin Josué, Carlos Fernando Díaz Flores y el inquieto David Castro Gallegos éste último constantemente me reclamó el porqué no le había dicho cosas que Yo conocía y le respondí "que no me creerían y pensarían que exagerada como eran estos lugares".


Al regresar a Tegucigalpa Honduras empezaron las dificultades, tristezas con las noticias a nivel mundial entre ellas la impredecible pandemia mundial de COVID-19. Cada mañana leía los principales periódicos en la edición digital, nunca creí que  llegaría a este país la enfermedad del coronavirus y causara una catástrofe en el mundo. 


Durante más de seis décadas de vida es la primera vez que viví semejante situación y como el mundo fue puesto de rodillas en el 2020 por la enfermedad del coronavirus que cambió la forma de vivir e impuso normas de prevención de bioseguridad para evitar el contagio, en Honduras por falta de inversión en educación y salud la mayoría no las pone en práctica y va contagiando a la población. 

No ha sido una temporada fácil, muchos amigos, conocidos se nos adelantaron les ganó la  batalla la enfermedad del coronavirus, 12 meses para muchos de reflexiones y debido al cierre de empresas muchos perdieron sus empleos y se reinventaron en el emprendedurismo. 


En lo personal luego de regresar de un período de vacaciones y cuando parecía salir de una etapa crítica emocional, en un abrir y cerrar de ojos la alegría se convirtió en estrés, tristeza, frustración, desilusión, noches de insomnio, depresión por el confinamiento por más de siete meses en la ciudad de Tegucigalpa como medida de prevención para contrarrestar a COVID-19, 

Para mí de forma SIMBÓLICA la capital de Honduras Tegucigalpa se convirtió en una cárcel, las salidas eran y por los momentos serán mínimas a las abarroterías por  miedo a contagiarme, y el miedo alimentado por los medios de comunicación, y que aún algunos profesionales de comunicación siguen orientando de manera equivocada al público de Honduras. 

Aprendí a cuidarme más especialmente en la salud y el arte culinario, regresando a hábitos saludables que había interrumpido, enfrentando emosiones fuertes que las desahogué llorando,  retomé rutinas para desconectarme que había abandonado como el ejercicio y la alimentación sana para subir las defenzas.

Llegaron eventos inesperados que me parecían mentira producto del ataque feroz del virus SRAS-CoV-2 ó COVID-19, con quienes compartí un café, una charla, un saludo o un debate en inolvidables tertulias perdieron la batalla ante la enfermedad del coronavirus. 


Me armo de paciencia por la falta de conciencia de la población ante esta mortal enfermedad, que ha matado cientos de miles de humanos en el mundo, sueño con que se me aplique la vacuna y ese día si llego lo celebraré. 

Es un año (2020) que me marcó, por eso celebro hoy como si fuera el último día con alegría de las pequeñas cosas y por supuesto el no haber sido contagiado por COVID-19, guardando el distanciamiento físico, llevando la mascarilla, lavándandome las manos constantemente, es difícil esta disciplina. Para cerrar el año mientras disfrutaba una fugaz visita en el occidente de Honduras, de la tranquilidad en el municipio La Unión Lempira dos meteoros Eta y Iota azotan a ésta nación y terminan de tumbar la frágil economía de un país si es que se le puede llamar país, que enfrenta estos eventos sin estrategia y para salvar la responsabilidad de quienes hoy gobiernan culpan al pueblo de los males.

Ya me lo habían adelantado que las tormentas devastarían por donde pasara, regresé apurado porque si no lo hacía quedaría aislado. Ya en la  ciudad fui testigo de la ineptud de quienes hoy gobiernan Honduras, y quienes se atreven a cuestionarlos son tildados por algunos "periodistas" con frases que sólo caben en quienes  pasaron a ser asalariados del sistema. 

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