La mañana del lunes 16 de noviembre del año 2020 volvió una locura sin precedentes la capital de Honduras, Tegucigalpa cuando los diferentes medios de comunicación de Honduras informaron de las primeras lluvias del huracán Iota que azotará en las próximas horas a un país que se cae a pedazos por el cáncer de la corrupción.
Los supermercados, abarroterías, bodegas, pequeñas tiendas llamadas pulperías que venden víveres de primera necesidad, son abarrotadas por los compradores que se abastecen con lo que pueden porque un hondureño sobrevive con 0.50 Ctvs. de dólar y las ayudas económicas y de bolsas de alimentos son exclusivas para partidarios del gobierno en el poder. Las ayudas el gobierno la politizan, cada uno de sus activistas van uniformados entregando alimentos a sus correligionarios, están muy bien organizados en cada barrio y colonia y aquel que no cumpla lo borran de las planillas.
Pará una brigada "médica" andan empleados de todas las instituciones y médico que sólo pregunta cuántos viven y si alguién padece de alguna enfermedad esa la atención médica.
Por esa razón muchas iglesias, Onegs, influenser y otras organizaciones se niegan a entregar ayudas al gobierno y lo hacen personalmente. El lado solidario del hondureño ha hecho lo que el gobierno no puede hacer, los furgones cargados salen continuamente de muchas regiones de Honduras con destino a lugares que Eta devastación y luto.
La capital de Honduras Tegucigalpa es vulnerable porque las autoridades no ejecutan las obras de prevención, unos sectores fueron objeto de prevención por gobiernos asiáticos que llegaron con la mano de obra a ejecutar los proyectos, caso contrario no se realizan.
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