Es viernes 29 de mayo del 2020 más de 70 días encerrado en una capital donde las autoridades pareciera que andan campaña proselitista, unos pocos cumpliendo las normas de prevención para evitar el contagio del virus del Coronavirus, y que llegó el día según el dígito asignado para salir corriendo a un supermercado a conprar unas pocas cosas.
Es fantástico a primeras horas de la mañana salir a tomar un poco del aire puro que aún queda en una vulnerable ciudad de Tegucigalpa, unos pocos vamos con mascarilla y la mayoria la lleva como adorno, Yo contento porque en instantes veo que la gente va de prisa no sé si para sus trabajos o caminar en las aceras del anillo Periférico ubicado al Sur de la capital, mientras veo a todos lados el verde de los cerros y abriendo bien los ojos que no me vayan a asaltar los antisociales, que lindo es la libertad.
Llego al supermercado y me recibe un empleado que me toma la temperatura y me da un jabón líquido para que me desinfecte las manos, ahora no están los policías que también chequean a los usuarios, voy a lo voy a conprar rápido y en pocos minutos ya realice las compras.
Y regreso de nuevo al confinamiento y antes de ingresar a la residencia me quito la ropa y aplico el desinfectante a los artículos, que cosas esto del coronavirus nos ha cambiado la vida a unos pocos. Espero con ansias la próxima salida de éste encierro que por momentos me ha causado ansiedad, gracias a Dios tengo unos hijos que aún no se cansan de cuidarme.
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