domingo, 8 de diciembre de 2019

RECUERDOS CON AMOR.



La tarde de un día que no recuerdo cuando trabajaba para la Procuraduría General de la República de Honduras, regresaba a mi casa, ese día sentí un dolor intenso en la cabeza, luego cuando pasaba por las inmediaciones del hospital del Seguro Social de la ciudad de Comayagüela mis manos se me endurecieron y me faltaba el aire y sentía que enfrentaba problemas de respiración, me bajé del taxi colectivo que me transportaba y me senté en la acera de éste centro médico y al sólo recibir el aire tuve un alivio y el episodio por arte de magia desapareció, desde ese dia del año de 1995 tomé la decisión de siempre regresar a casa a ingerir los sagrados alimentos y disfrutar de mi familia. 
Hoy han transcurrido seis meses desde aquella noche fatídica de domingo nueve de junio de 2019 en que murió mi esposa es y seguirá siendo de mucha reflexión en mi vida y los recuerdos existirán para siempre, me tumbó en el instante que falleció pero Dios me dio fuerzas y me levanté, continúo experimentando tiempos de soledad, y preguntándome constantemente porqué de la muerte de mi esposa y que ocurrió cuando más disfrutáramos de los pequeños detalles de nuestro matrimonio, y nos acomodamos a vivir con limitaciones materiales que no fueron motivo para ser felices. 
En más de 35 años de matrimonio reímos, lloramos, vivimos intensamente momentos inolvidables, superamos fuertes tormentas, pero hay algo que siempre le comentabamos al círculo familiar que tal como sucede en los parejas  en un momento protagonizamos una fuerte discusión y juramos que no volveríamos a salir juntos a realizar mandados, ese día cada quien salió a una hora diferente y lugares diferentes y la sorpresa para los dos fue que nos encontramos en la salida de un centro comercial y nos quedamos viendo el uno al otro y nos reímos; y nos regresamos platicando que Dios nos había ayudado solventar una acalorada discusión y terminamos en el area de comidas del Cascadas Mall degustando una humeante sopa

La recuerdo con amor, como cuando cada mañana era la hora de saborear el café sentada en una silla en el porch o en el sillón de la pequeña sala conversando sobre temas familiares viendo la Tv, al finalizar el desayuno  Yo abandonaba el hogar a ejercer la profesión del Derecho en una economía hondureña que desde que en junio del 2009 éste país centroamericano se dio el Golpe al ex presidente José Manuel Zelaya aún no se recupera y la situación económica, política y social es cada día más difícil.
En muchas ocasiones salía de prisa y con asombro me recordaba "ajá y es que se te olvida que siempre antes de salir te despides con un beso" entonces me regresaba a cumplir con éste detalle  que se volvió costumbre siempre que salía del hogar. 
A la hora  del almuerzo iba de prisa por llegar a la casa por descubrir qué clase de comida había cocinado y no era noticia que repitiera los mejores menús de los programas de chef que transmite la televisión nacional o internacional, y al momento de servirlos Yo reclamando que parecía un extraño tomando los alimentos sólo en la mesa y ella con naturalidad estacionada en el sillón, y su respuesta  era "siempre me decís eso aquí estoy cerca y siempre te espero para que almorcemos juntos". 
Por las tardes luego de ver la TV y acto seguido de hacer la siesta en el dormitorio, salía a preparar el café y reclamaba: "hay café pero no hay pan", entonces había que ir rápido a la "Pulpería" (en Honduras son pequeñas abarrotarías que es parecido a un mini supermercado) a comprar pan o cualquier repostería para acompañar el aromático. 
Al llegar la noche sintonizaba la frecuencia del canal Telemundo para ver el programa de Exatlon el cual vivía cada acción con una intensidad que me asombraba y me preocupaba, conocía el más mínimo detalle de la vida de los participantes que son actores y deportistas que en la actualidad tienen vigencia.
Luego de ver el show de Exatlon, tomaba el control  y miraba los reality de las personalidades participantes en eventos de cocina, y no podía faltar una libreta donde anotaba las recetas que tarde o temprano ponía en práctica. 
No es que éramos un matrimonio perfecto pero con el correr de los años aprendimos que hay que dedicarle tiempo a la pareja y es por ello se volvió común dejar el hogar para ir de vicita a varios lugares de la capital de Honduras y pasamos bien en esos momentos inolvidables. 
Debo confesar que al escribir estas notas es inevitable que derrame lágrimas porque no es fácil perder un ser querido, Gracias a Dios hasta hoy he sabido llevar este proceso con la ayuda de la familia y amistades. 

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