Con la voz firme, pero cargada de emoción, Luis Enrique compartió una reflexión que deja sin palabras:
"¿Yo me puedo considerar afortunado o desgraciado? Yo me considero afortunado. Muy."
Al escuchar esto, cualquiera podría sorprenderse. Pero entonces, con una serenidad conmovedora, agregó:
"Me dirán: ‘Pero se te ha muerto una hija a los 9 años’."
Hizo una pausa, respiró hondo y con una mirada que reflejaba amor infinito, sentenció:
"Mira, mi hija vino a vivir con nosotros 9 años maravillosos".
No era resignación. No era negación. Era la muestra más pura de cómo, incluso en la pérdida más desgarradora, se puede encontrar gratitud y amor.👏
No hay comentarios:
Publicar un comentario