A las cuatro de la mañana y el operador pone la cortina que anuncia que en este momento inicia la programación Radio Tegucigalpa (lo que es hoy Radio Cadena Voces).
Lo que no faltaba era el café, la tacita de café humeante y que se compartía espiritualmente con los oyentes. Las madrugadas eran alegres e iniciábamos dando los saludos a oyentes que reclamaban que se les saludara, y luego se daba a conocer titulares de los periódicos.
No contábamos que entre los oyentes teníamos al ex-presidente Roberto Suazo Córdoba, hasta que una mañana timbra el teléfono y mi amigo Delmer dice "Buenos días y quien nos llama: "Les habla Roberto Suazo Córdoba, les escucho todas las mañanas y quiero que por favor me pongan la canción El Reloj y me saludan a don Toño Masariegos".
Y la pregunta obligatoria "Y usted ya se tomo su tacita de café? y con su peculiar forma contestó "Yo me lo tome y hay les mandaré dos pocillos de café con un par de semitas".
"Buen provecho con su tacita de café" le respondió el polifasetico Delmer Valladares.
Esa llamada nos dejó asombrados porque no contábamos con una acción de tal magnitud que no es común en un presidente.
La tacita de café es popular en las ajetreadas salas de redacción, en los tensos sets de televisión y las cabinas de radio, donde las tazas son de diversos tamaños.
Esa llamada nos dejó asombrados porque no contábamos con una acción de tal magnitud que no es común en un presidente.
La tacita de café es popular en las ajetreadas salas de redacción, en los tensos sets de televisión y las cabinas de radio, donde las tazas son de diversos tamaños.
Finalmente la popularidad de la taza de café es tal que uno de mi oyentes en esa temporada a finales de la década de 1980, lo fue el amigo Rómulo Castro (QEPD) vigilante del comedor infantil de Victoria, Yoro, quien siempre que iba a pasar mis vacaciones me decía "aja amigo y usted se tomo su tacita de café, a esa hora (4:00 de la mañana) Yo ya estoy bien tomado de café".
Hoy en los centros de trabajo de los medios de comunicación, es popular que lleguen varios cafés, pero no en tazas sino en vasos pequeños y con diferentes sabores.
Mientras el redactor pone el titular a la noticia, el locutor anuncia un segmento del programa o el presentador de televisión presenta el programa, a la par de estos periodistas siempre estará la inseparable taza o posillo o tazón de café.
Hoy en los centros de trabajo de los medios de comunicación, es popular que lleguen varios cafés, pero no en tazas sino en vasos pequeños y con diferentes sabores.
Mientras el redactor pone el titular a la noticia, el locutor anuncia un segmento del programa o el presentador de televisión presenta el programa, a la par de estos periodistas siempre estará la inseparable taza o posillo o tazón de café.
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